Ercilla Kalea 14, Bilbao.
Pimientos de la tierra, salteado de hongos, rodaballo del Cantábrico, postres. Una botella de Señorío de Ocharan y dos copas de PX Ximénez-Spinnola: 143,33€
Nos encantan la cocina innovadora, las ideas arriesgadas y los platos que cuentan algo más de lo que se ve. Pero ello no hace que desdeñemos en absoluto la gastronomía más tradicional, la que se basa, casi de forma exclusiva, en la calidad del producto y el puro y genuino sabor de los alimentos.
Con estas, acudimos al ya veterano restaurante Mugarra, sito en Bilbao, ciudad gastronómica dónde las haya, dispuestos a disfrutar de un aquelarre de los de antaño. Y no salimos defraudados en absoluto.
Siguiendo una costumbre prácticamente erradicada, en Mugarra el cliente manda poco. De entrada sorprende, pero se acaba agradeciendo. El jefe de cocina nos guía a través de la escueta carta y prácticamente nos conduce a la comanda. Como en las buenas coctelerías clásicas, el comensal da algunas pinceladas sobre lo que le apetece y el maestro aconseja, sugiere y adapta para acabar confeccionando la cena que se servirá. Y menos mal que es así, ya que, si no, uno pediría todos y cada uno de los entrantes y una ración exagerada de cualquiera de los estupendísimos pescados del Cantábrico disponibles esa noche y terminaría por no poder levantarse de la silla.
Absténganse de visitar el restaurante Mugarra si son carnívoros o con una decisión clara respecto al pescado que vayan a pedir. Lo que el Cantábrico haya ofrecido esa mañana será lo que se pueda elegir, nada de forzar la máquina. En nuestro caso, la “víctima” fue un espectacular rodaballo cocinado en sus propios jugos en plancha y horno, precedido de unos entrantes simples pero espectaculares: pimientos y hongos salteados. Para culminar, una excepcional versión de la clásica tarta de manzana, esta vez sí, más arriesgada e innovadora que hizo nuestras delicias.
Además, hay que destacar lo acogedor del local, pequeño pero especialmente reconfortante e íntimo. Sin duda, un plus al buen hacer de su equipo y a lo efectivo de su cocina.
La mejor conclusión que se nos ocurre es asegurar que volveremos.